Cuando somos jóvenes nos trazamos metas, si bien es cierto va depender mucho de lo que hagamos para poder alcanzarlos. Sabemos que Dios es poderoso y que a Él debemos pedirle sabiduría, salud y fortaleza. Nosostros por nuestra parte debemos ser perseverantes y que nuestra motivación mayor sea de agradar a Dios primero, honrarlo como Cristianos. No debemos flojear, debemos luchar para alcanzar nuestros sueños.
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