Todo lo material suele pasar, por eso no te preocupes tanto en ello. Todo pasa, pero Dios permanece por siempre (Hebreos 13:8). Fija tu mirada en lo eterno y deja lo fugaz. Tu mayor preocupación debe ser la vida eterna, tu salvación ¿De qué te vale ganar el mundo, si perderás tu alma? No tiene caso, todo es pasajero, pero Dios es eterno y sus promesas permanecerán.
Nota: Si bien es cierto ser cabeza en todo lo que hagamos, es bueno, tener una profesión, un buen empleo para así darle estabilidad a la familia, es importante, crecer y superarse.
No tiene nada de malo ser empeñoso y lograr todo ello, sin embargo antes de todo eso, está Dios. No podemos descuidar nuestra vida espiritual por conseguir algo material, eso sí que no. El primer enfoque debe ser Dios, luego lo demás, ya que todo vendrá por añadidura.
Comentarios