Confiar en promesas no de cualquiera, sino de Dios, las cuales son verdaderas y que se cumplen ¿Y donde están todas esas promesas? Podemos encontrar muchas de ellas en la Biblia, promesas de que Dios puede aliviar tus cargas, de darte sanidad, de proveer cuando no hay. Por eso el rey David confiaba en el Señor, puesto que su esperanza estaba puesta en el Todopoderoso, con toda su alma confiaba en sus promesas (Salmos 105:5).
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