No hay tormenta que pueda detener tu Fe en Dios. La esperanza que tenemos en medio de los problemas, es el Señor. Cuando nos sentimos solos, cuando nos vemos caíso, cuando creemos que el mundo ya no tiene sentido, aun así heridos, ahí tenemos nuestra última esperanza, el cual es Dios, quien puede verdaderamente darnos la mano, quien puede cambiar un destino y darte una nueva vida. No es un sueño, Mi Padre Celestial es real.
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