Dios al que ama castiga, el Señor a quien ama y no quiere que se pierda lo disciplina, esta frase lo podemos encontrar en la Biblia en Hebreos 12: 6 Dios te ha recibido como Padre y tú eres su hijo y no quiere que te pierdas, como un padre preocupado tendrá que ponerte algún castigo para que nuevamente estés en su camino.
El amor no solo se trata de dar cariño, de dar todo el afecto, sino también requiere de castigo y es que un Padre que ama castiga si su hijo se porta mal porque sabe que a través de esa acción el hijo se comportará mejor y no se desviará.
Por ejemplo si yo soy un hijo desobediente con mi padre terrenal, ya sea que empiece a tener malas costumbres como empezar agarrar cosas que no me pertenecen, que empiece a decir cosas malas o empiezo a faltar el respeto a mis padres, seguramente papá me va imponer un castigo por eso, ya que me quiere y no quiere que crezca torcido, quiere que sea un buen hijo, porque me quiere y quizás yo al no tener una edad no comprenderé ese castigo impuesto y me amargare, pero seguramente cuando crezcas entenderás que era necesario, para que hoy seas un hombre o una mujer de bien.
Con Dios pasa lo mismo y esta palabra revelada nos da entender muchas veces por que pueden estar sucediendo cosas en nuestra vida. Desde que recibimos al Señor en nuestras vidas, somos hijos de Dios (Juan 1: 12) y Dios está velando por cada uno de sus hijos y no quiere que se desvíen. Quizás llega un momento en donde te estas enfriando o empiezas a pecar y con la cual te vuelves un hijo desobediente, en esa situación sucederán circunstancias en tu vida en donde el Señor te ha puesto algún castigo, ya sea un problema en el hogar, salud o por el lado amoroso, cual sea la situación lo que el Señor te dará entender que no debes olvidarte de Él, que sin Él no podrás encontrar la paz, la tranquilidad y porque te ama tendrá que hacerlo, aunque tu reniegues, el Señor sabe que será por tu bien.
Sé un hijo obediente con tus padres y con el Señor, porque siempre buscarán tu bien.
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