Todo lo que nosotros hagamos siempre traerá consecuencias, eso es una realidad a la que nadie se puede escapar, por eso debemos tener cuidado con lo que hacemos, porque alguna acción negativa o positiva se verá reflejado en nuestras vidas para mal o para bien.
Por ejemplo, si nosotros no cuidamos como debería nuestro cuerpo, nuestro organismo, podemos sufrir en un futuro una enfermedad, pero esto es una consecuencia del mal hábito o desorden alimenticio que tenemos.
En la escuela, el instituto o la universidad, si no estudias como debe de ser, hay la posibilidad de reprobar una materia, es una consecuencia de no haber hecho bien las cosas al inicio y haberte dedicado a otras cosas.
En una relación amorosa, una infidelidad puede destruir tu relación, el placer momentáneo y lo prohibido trae consecuencias que luego lamentarás.
Uno es consciente de que puede ser malo o bueno para uno, sin embargo muchas veces tomamos las decisiones equivocadas ¿Por qué? Porque muchas veces el hombre se deja llevar por el placer, no mide las consecuencias o simplemente se olvida de las reglas de Dios, que aunque muchos rechazan y no entienden, tiene sentido y es que Dios quiere protegernos.
Dios perdona el pecado, pero no te escapas de sus consecuencias
Dios es un Dios de amor, de misericordia, que si tú de corazón te arrepientes, Él te perdona. (1 juan 1:9)
Si tú has tenido una vida de libertinaje y producto de ellos te contagias de una enfermedad de transmisión sexual, Dios te perdona si se lo pides, sin embargo esa enfermedad seguirá contigo porque es la consecuencia de tus actos.
Aquel ladrón que roba y se encuentra en la cárcel, puede pedirle perdón a Dios, es verdad que Dios lo dejaré limpio de pecado si él se arrepiente de corazón, sin embargo con lo que hizo pasará muchos años en la cárcel.
Un claro ejemplo podemos encontrar en el antiguo testamento la historia del Rey David, cuando se enamora de Betsabé y pierde la cabeza por ella, cae en adulterio y también ordena a sus soldados que hagan lo posible para que el esposo de ella muera en la batalla, para que pueda quedarse con ella.
El rey David cometió un pecado muy grande y las consecuencias fueron terribles en su vida, al punto que uno de sus hijas fue violada por uno de sus hijos y al enterarse de esto su otro hermano mata a quien la violó. Luego el Hijo mayor de David se revela contra su padre, toda esta secuencia de tragedias se da en su vida a causa del pecado que él provocó.
Es cierto que el rey David pidió perdón y Dios lo perdonó, pero no pudo librarse del castigo al haber cometido tal pecado, de haber asesinado y quedado con la mujer de Urías.
Dios nos ha dado reglas, las cuales nos ayudarán a estar bien con nosotros, ante Él, ante la sociedad. Si muchos entendieran eso no cometerían pecado y vivirían en paz y es lo que Dios quiere que tú sientas. No matarás, no codiciarás el bien ajeno, no robes, cuídate del enojo, no cometas adulterio, si tan solo muchos hicieran caso, hoy en día no estarían pagando lo que una vez sembraron.
Espero que esta imagen cristiana haya sido de reflexión para ti. Coméntanos y expresa lo que sientes. Dios te bendiga.
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