Si está en tus manos rescatar a alguien del infierno hazlo, ayúdale y háblale de Cristo, del perdón, del verdadero amor. Jesús no murió en vano, sino para darnos vida eterna.
El Señor nos ha llamado a que prediquemos la salvación a las personas que no conocen de Él y su palabra.
Estamos obligados a predicar que el Señor es el que salva, que murió por nosotros en una cruz, para limpiarnos de todo pecado que hayamos cometido y poder entrar al reino de los cielos a través de Él. Mira Que nos dice en 1°Corintios 9:16 Para mí no es motivo de orgullo enunciar el evangelio, porque lo considero una obligación ineludible. ¡Y hay de mí si no lo anuncio!
Que nos dice en hechos 1:8 Pero recibiremos poder cuando haya venido el Espíritu Santo en nosotros y seremos testigos en Jerusalén en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra. Es por eso que debemos anhelar el poder del Espíritu Santo en nuestra vida, porque si no tenemos al Espíritu Santo, vendrán los temores, las vergüenzas a la hora de predicar la palabra de Dios y es necesario estar llenos de ÉL.
¿Estamos predicando la palabra del Señor? ¿Estamos hablándole de Jesucristo a nuestras familias, amigos, compañero de trabajo? Cuantas personas hay en el mundo que están bajo las influencias del demonio que tienen vicios como la droga, el alcohol, la homosexualidad y todo pecado que aparta al hombre de Dios, a ellos nos ha mandado Dios que hablemos de su palabra para que su corazón sea libre de las ataduras de satanás.
Antes que nada para que la palabra de Dios llegue al corazón de la persona que vamos a predicar, tenemos que orar, para que el Espíritu Santo moldee ese corazón y pueda ser efectiva la palabra en su vida.
Punto número 1: Predicar con ejemplo
Pero también la parte importante del cristiano es tener un buen testimonio ante los demás. Un ejemplo: Si yo quiero hablar de Dios a una persona, del amor hacia el prójimo, yo como hijo de Dios tengo que tener un testimonio intachable, actuando no solo bien en la Iglesia, sino también en mi casa y con los demás. Tengo que compartir con los demás sea en lo poco o en lo mucho, pero si esa persona me ve que no comparto con nadie, que soy un egoísta, que todo lo quiero para mí, que soy hipócrita, que actuó indistintamente en cada lugar que voy, pregunto ¿Me escuchará? Por supuesto que no, esa persona no me va escuchar por más que le predique, porque él vio como actué con mi prójimo o como juego con la Palabra del Señor. Es por eso que debemos de tener mucho cuidado con lo que hacemos ante los demás.
Punto numero dos: Tener conocimiento de la palabra de Dios
Tenemos que escudriñar las sagradas escrituras, leerla, estar empapados de la palabra, tenemos que darnos un tiempo y estudiar la biblia para poder así predicar a las demás personas, que pasa si nos hace una pregunta y no sabemos responder a esa pregunta , es necesario estar preparados para todo.
En conclusión debemos tener un balance no descuidar nuestro testimonio ni tampoco descuidar en el estudio de la palabra de Dios.
Ayuda a los demás y salva una vida. Comparte lo que sabes y proclama la verdad! Salva del infierno a tu amigo, amiga, a todos los que te rodean.
Comentarios