Imágenes con reflexiones cristianas acerca del enojo y el perdón. Debemos evitar hacer daño a otros con palabras producto de una molestia. Es fácil desquitarse con alguien, pero difícil reponer su corazón.
A continuación reflexionaremos en una historia, así que date un tiempo para poder leerlo
Era la historia de un muchacho que tenía un mal genio.
Resulta que un día su papá le dio una gran cantidad de clavos y le dijo que cada vez que se enojará clavará uno en la cerca de su jardín. Para él al inicio fue algo extraño, pero obedeció a su papá.
Así que cuando terminó el día el chico empezó a clavar, el primer día clavo 29 clavos. Así fueron pasando los días y poco a poco fue disminuyendo su enojo, porque se dio cuenta que era más fácil controlarse, que estar clavando siempre.
Llegó el día en el que ya no clavaba, eso quiere decir que empezó a controlarse más, así que fue a contárselo a su papá. Su padre nuevamente le dio una tarea y le dijo que por día tenía que retirar cada clavo que clavo y que no perdiera la paciencia.
Terminó de retirar todos los clavos y su papá lo llevó a la cerca y le dijo “ Has sido un hijo obediente, pero mira todos los huecos que quedó en esta cerca” Quitaste todo los clavos, pero esa cerca no volverá hacer como era antes, de la misma forma cuando discutías y decías ofensas, palabras agresivas dejaste heridas en su alma.
Puedes pedir perdón pero el daño está hecho, es una herida que permanecerá y que solo Dios puede restaurar.
Por esa razón debemos controlar el enojo, porque en ese estado puedes herir a alguien y puedes lamentarlo mucho después.
No importa lo que te hayan hecho, perdona, porque así liberarás toda la carga que tienes contra alguien. Dios actúa bajo el perdón, una persona con odio jamás podrá acercarse a Dios, porque Dios es amor.
Si a ti fue quien el daño hicieron, es hora de perdonar las ofensas, acércate al Señor porque Él te consolará, atenderá esas heridas del pasado y te restaurará.
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